jueves, 19 de junio de 2014

Romance del duero

Río Duero, río Duero, nadie a acompañarte baja, nadie se detiene a oír tu eterna estrofa de agua. Indiferente o cobarde, la ciudad vuelve la vespalda. :o quiere ver en tu espejo su muralla desconectada. Tú, viejo Duero, sonríes entre tus barbas de planta, moliendo con tus romances las cosechas mal logradas. Y entre los santos de piedra y los álamos de magia pasas llevando en tus ondas palabras de amor, palabras. Quién pudiera como tú, a la vez quieto y en marcha, cantar siempre el mismo verso, pero con distinta agua. Río Duero, río Duero, nadie a estar contigo baja, ya nadie quiere atender tu eterna estrofa olvidada, sino los enamorados que preguntan en tus espumas palabra de amor, palabras.

La repetición

La repetición es un recurso literario que, como su propio nombre indica, consiste en repetir una palabra, un verso, una estrofa completa... Se trata de un recurso que se utiliza sobre todo en verso y que sirve para dar ritmo y musicalidad a los poemas.

La hipérbole

La hipérbole es otro de los recursos que a menudo utilizan los poetas, aunque también es frecuente en el lenguaje cotidiano.

·La hipérbole consiste en exagerar un suceso, una cualidad, una cantidad... Por ejemplo, para subrayar la belleza de los ojos a los que se refiere el poema, se utiliza la exageración matáis de amor.


La personificación

La personificación  es un recurso literario que consiste en atribuir facultades humanas a un animal, a una planta, a un objeto...

lunes, 16 de junio de 2014

Carlomagno

Carlomagno fue un gran emperador europeo que vivió hace más de mil doscientos años. Gobernó  sobre un territorio que abarcaba mayor parte de Europa occidental y estableció la capital del imperio en la ciudad alemana de Aquisgrán.
Carlomagno realizó numerosas campañas para ampliar sus fronteras y fue siempre aliado del Papa, que tenía mucho poder sobre los territorios cristianos. Además, este emperador fue un gran defensor de la cultura y creó en su corte la Escuela Palatina, en la que enseñaban los sabios más importantes de la época.

jueves, 12 de junio de 2014

Los caballeros mediavales; los torneos, la armadura y la formación del caballero

En la Edad media, los caballeros eran nobles que estaban al servicio de un poderoso señor o de un rey. Llegar a ser caballero exigía un largo y duro aprendizaje.

La formación del caballero
Cualquier aspirante a caballero comenzaba a prepararse en su propia casa desde niño, aproximadamente a los siete años. Ya desde ese momento, montado en un caballo de madera con ruedas, el pequeño guerrero se entrenaba en el manejo de las armas, que también eran de madera, y practicaba la lucha enfrentándose a unos muñecos giratorios que hacía las veces de enemigos armados.
Tiempo después, a los diez o doce años, el futuro caballero se iba a vivir al castillo de algún importante señor. Allí continuaba su aprendizaje mucho más en serio. Lo nombran paje y, además de seguir ejerecitándose en el empleo de las armas, que ya eran de verdad, pasaba a estar al servicio de su señor: lo ayudaban a ponerse la armadura, cuidaba sus caballos y sus armas, lo atendía durante las cacería...
Normalmente, al cumplir los catorce años, el paje se conventía en escudera. En esta etapa, el joven tenía que seguir atendiendo a su señor, pero ya podía luchar junto a él  para tener la oportunidad de demostrar su valor y para poder ser armado caballero.

Los torneos
Los torneos eran  competiciones en las que se enfrentaban los caballeros cuando no había guerras. Los contendientes ganaban importantes premios. El combate estaba arbitrado por otros caballeros, que actuaban como jueces.

La armadura
La armadura de los caballeros podía llegar a pesar unos  cincuenta kilos. Ellos  solo no podían subir al c aballo, por eso nec esitaban ayuda de pajes y escuderos. 
A caballo, el pesado traje servía a los caballeros de prote3cción; pero, si era derribados, en tierra no podían moverse con facilidad y corrían el riesgo de ser heridos.

caballeros y castillos

 



  

miércoles, 11 de junio de 2014

Ortografía visual


está
estoy
estuvimos
día
tío
tenía
iban
bien
también
llegué
allá
allí
viene
vamos
voy
había
hubo
hemos
conmigo
contigo
alrededor

El caballero que no quiso ser rey

El caballero no hizo caso de los gritos que le daban los reyes y las reinas de aquel extraño lugar. Huyó a toda prisa y únicamente paró cuando creyó que estaba completamente a salvo. De todas formas, imaginó que debería de haberse montado un enorme guirigay.  ¡Hay que ver lo rara que era aquella gente! Todos eran muy peculiares. ¿No se dabas cuenta de que así espantaban a cualquier visitante?

martes, 10 de junio de 2014

Muchos cuentos tienen como protagonista a un valiente caballero que realiza todo tipo de acciones heroicas: lucha contra dragones, rescatas princesas...
La palabra caballero deriva a la palabra caballo. Y es que los caballeros empezaron a ser llamados así porque solían viajar a lomos de ese animal. Posteriormente, pasó a ser un titulo que los reyes concedían a sus mejores escuderos en una ceremonia solemne en la que, poniéndole su espada sobre un hombro, les pedían que juraran ser valientes, leales y corteses.



El diálogo de los cuentos

En muchos cuentos, junto con la narración de los hechos que suceden, se recogen los diálogos que mantienen los personajes entre sí. En general, los diálogos dan viveza a los relatos y los hacen más ágiles y amenos.
Gracias a los diálogos, nos enteramos no solo de lo que dicen y piensan los personajes, sino también de las relaciones que mantienen entre ellos: si son amigos, si están enemistados... Además, a través de sus palabras se reflejan su manera de ser; por ello, los diálogos son un valioso instrumento para conocer mejor a los personajes.

miércoles, 4 de junio de 2014

El sábado pasado tube mucho trabajo. Por la mañana fui a la biblioteca. Entré en la sala de lectura, saqué la lista de palabras y las busqué en un magnífico diccionario. Encontré las palabras Buffón, benefactor, movilidad y habilidad pero me equivoqué al buscar otras: suscribimos, servir y escribiendo. Por la tarde, me vestí el uniforme de mi equipo de fútbol camiseta blanca, pantalón verde y, en el brazo, el brazalete de capitán. Mi equipo ganó y el árbitro nos felicitó.